Sin prejuicios


domingo, 6 de diciembre de 2009

¿El Regreso?


No, el problema no fue la falta de entusiasmo, las responsabilidades, otros intereses o cualquier excusa. No es que si me faltara entusiasmo no lo haría, siempre supe que para hacer algo, algo continuo, en todos los casos me requiere conducta. No, el problema no ha sido ese. El problema es que no he hablado sinceramente. Quizás siempre he querido, pero no lo logré, definitivamenten no.
Sucede que detrás de cada uno de los escritos, se esconde una suerte de Narciso. El escribir era lo que me atrapó, pero trás de las letras nunca pude dejar el orgullo. Y en el reflejo del papel (por llamarle así) no he dejado más que lecciones. Por ahí aquella repetición de lo único, de lo mejor como lo único, que aun ronda mi persona. Por ahí autoconservación, por ahí metas y por allá sueños, por ahí a nadie le importe un carajo, por ahí... No estoy acá para definir causas, no he venido a decir verdades.
El compromiso que sostengo con aquel que lea es erigir un punto de encuentro entre sensaciones. Encontrarnos en esa inagotable lengua escrita, confirmar que existimos, que coexistimos. No se trata de buscar la grandeza, sino de entender de soy lo que más se puede ser, y que todos lo somos. Celebrarlo.

Y aquí me encuentro. Preguntándome para quién escribo, qué escribo, si hago bien en hacerlo, en hacer. ¿Es esto lo que quiero?, ¿cuánto durará?, ¿será algo nuevo?.

Compromiso.