Sin prejuicios


lunes, 14 de septiembre de 2009

¿Cómo explicarte los ojos con los que veo?

People are strange when you're a stranger
Faces look ugly when you’re alone
Women seem wicked when you're unwanted
Streets are uneven when you're down.

-James Morrison-



Confesarte que no has de encontrarnos nunca conformes con los hechos superficiales. En nosotros está la semilla que permite cuestionarnos los procesos subyacentes de cada acción. Y con ella hemos perdido también la noción de simpleza. Con cuánto agrado cambiarias esa eterna necesidad de buscar, tras bambalinas, aquello que fomenta, provoca y sostiene toda entidad teatral y vacía. Desearías por momentos abandonar tu personalidad crítica y sumarte a la cotidianeidad, a saber, repleta de mierda. Llena de situaciones sostenidas en nada y personas llenas de nada. Has de preguntarte continuamente como cambiar tan espectacular banalidad, has de interrogarte si no sos vos el marginal resentido y equivocado. Quisieras, por momentos, ser uno más. Poder vivir bajo las reglas que jamás te cuestionaste y con el ritmo de cualquier rutina penosa.

No quisieras, sin embargo, olvidarte de quién sos. Cada uno de esos deseos se vuelve totalmente intolerable ante una reflexión más o menos conciente. Te gusta distinguirte, por eso lees (y escribís), por eso estudias, te cuidas, experimentas, te cultivas, y aun cuando haces todo eso, sos siempre un marginal “resentido y equivocado” y solo encontrás aceptación fingiendo, riendo ante estupideces, falsedades y hasta ofensas. Abrazando y besando sin siquiera cariño, cantando el “cumpleaños feliz”. Hasta a veces pensas que te importa todo aquello.

Algún día te cagaste prácticamente en todos ellos, pataleaste como nunca y renegaste con la mayor de las antipatías de toda política, religión, empresa imperialista y cualquier otro sistema masificador (casi vomitas con la “comunidad Movistar”), te asqueaste de las instituciones. Y de tu familia, y de tus amigos. Juras jamás volver a caer en tal pozo y procuras liberarte cada mañana. Pero en algún momento te encontraron algún interés, perfecto para vos, y lo tomaste, y con él todo aquello que rechazabas. Pasaste mucho tiempo en las sombras. Pero espíritu es inquieto y tu semilla inquebrantable. Llego el día de levantarte.

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